16:48
Mogu
La lluvia devoraba la luz de la calle. Una gran tormenta se había cernido sobre Nueva York hacía ya cuatro días y aunque en las noticias pronosticaron que esa noche sería la última de lluvias, parecía como si su fuerza hubiese aumentado y quisiera acabar con todo. Un enorme rayo iluminó por un momento las calles y un fuerte trueno parecía querer gritar de rabia haciendo retumbar las grandes cristaleras del piso quince, en donde se encontraba Derek.
Estaba sentado en su silla del despacho, revolviendo una serie de carpetas repletas de papeles y concentrado en la pantalla de su ordenador, arropado por el calor que desprendía ésta. Unos pequeños golpecitos en la puerta sacaron a Derek de su trance por unos momentos y se levantó de la silla. No le dio tiempo a llegar al pomo cuando ya se había abierto la puerta. Una hermosa chica completamente empapada se encontraba al otro lado.
- Derek ya he llegado cariño - dijo la joven mientras apartaba un largo mechón cobrizo de su cara.
- ¿Han llegado los paquetes? - Derek besó con cariño la mejilla de la chica - Mira como estás, deberías haberme esperado.
- No te preocupes estoy bien - dijo la chica sonriendo - Tus paquetes están en la mesa de la cocina, yo voy a darme un baño y a probar el nuevo sistema de NTC que también nos lo han mandado.
- ¿Ya? Que prisa se han dado. ¿Es el reproductor de Ipod acuático?
- Si, míralo - la chica cogió la mano de Derek y se fueron juntos a la cocina.
En la mesa de la cocina había varios paquetes, todos ellos con el mismo anagrama de una compañía estampado en ellos. NTC. Derek era el hijo de Sam Worths, dueño de la susodicha compañía, una empresa destinada a la creación de lo último en tecnología de entretenimiento con una importante sede en Japón. NTC era la principal empresa responsable del Otaku Fever, un festival que había ido ganando popularidad a lo largo de los años y que éste año iba a crecer de forma considerable, llegando a organizarse en una isla privada de la compañía.
Derek formaba parte de Okashī, un importante club destinado a desarrollar actividades frikis y otakus en la ciudad de Nueva York, tomando el cargo de presidente. Gracias a él había nacido Otaku Fever y era uno de los principales encargados del festival de éste año que se celebraría al día siguiente.
- Yo voy a preparar la bañera cariño, ¿preparas la cena mientras? - preguntó la chica.
- Si no te preocupes. Voy a hacer una llamada y me pongo a ello.
Mientras la joven entraba en el baño Derek volvió a su despacho y buscó un número en la agenda de su teléfono móvil. Dean. Marcar. Tras varios tonos, finalmente una voz masculina saludó al otro lado.
- Hey Derek, cómo va todo por allí.
- Pues por fin todo está solucionado, han llegado los últimos paquetes.
- Menos mal, aquí estábamos todos muy preocupados. ¿Mañana vendrás con todos los asistentes?
- Por supuesto, saldré en el ferry con todos ellos y ejerceré como anfitrión.
- Derek, no te escucho... aquí no...
- ¿Me oyes mejor? ¿Dean?
Una voz femenina con tono dulce informaba El teléfono con el que intenta contactar se encuentra fuera de servicio, vuelva a intentarlo más tarde.
- Bendita tecnología.
Derek se dirigió nuevamente a la cocina y tras lavarse las manos comenzó a sacar verduras de la nevera y unas pequeñas pechugas de pollo. Con una gran facilidad cortó las pechugas con un afilado cuchillo de acero. La cocina se encontraba junto al salón, como si de un loft se tratase, aunque en realidad su disposición original no era esa.
- Lisa ¿te apetece una ensalada? - gritó Derek desde la cocina - ¿Lisa?
Al no obtener respuesta Derek atravesó el largo pasillo que cruzaba su casa hasta el baño, que se encontraba al final a la derecha. Derek tocó la puerta pero siguió sin obtener ninguna respuesta por lo que abrió finalmente la puerta corredera de cristal opaco que decoraba la estancia.
- ¡Lisa! ¡Lisa!
- Perdona cariño - Lisa se incorporó un poco en la bañera estilo siglo XVI apoyando la espalda sobre el mármol - no te oía por culpa de los cascos.
- Te decía si te apetece una ensalada.
- Claro que sí, siempre te salen deliciosas - Lisa sonrió mostrando una pequeña hilera de dientes blancos como el marfil.
- ¿Es ese el nuevo reproductor? - Derek se acercó a la bañera y se arrodilló.
- Si, la verdad es que es realmente bueno mira.
Lisa le mostró el funcionamiento. Unos pequeños cascos conectados entre si únicamente con un pequeño cable ajustable a la nuca reciben la señal del Ipad que se encuentra conectado a una pequeña base tecnológica. Los cascos además tienen unos pequeños botones con los que se pueden controlar las canciones.
- Parecen muy prácticos.
- Hombre, si quieres escuchar música mientras te tomas un baño si o en la playa. Por lo demás los hombres de tu padre no han creado algo muy útil.
- No te quejes, es un regalo de algo que te costaría unos 150 $.
- Lo se, lo se tontorrón. Un momento - la cara de Lisa parecía extrañada - ¿no oyes eso?
- ¿El qué?
- ¿El qué?
- Es... el sonido de una cena que tiene que cocinarse todavía - Lisa comenzó a reir y salpicó a Derek.
- Vale vale, lo he pillado.
Derek salió conteniendo la risa del baño y Lisa volvió a ponerse los cascos y se tumbó en la bañera, dejando que el agua caliente acariciara su piel. La tormenta en el exterior cada vez parecía más furiosa y los truenos ahogaban el sonido del agua chocando contra las ventanas. Derek volvió a la cocina y se dispuso a cortar la verdura. Buscaba el cuchillo por toda la encimera de mármol negro que llenaba la cocina pero no lo encontró por ningún sitio.
- ¿Dónde cojones he puesto el cuchillo? En fin. - Derek se agachó y abrió unas pequeñas puertas bajo el lavabo y sacó una pequeña tabla de madera.
El sonido de un trueno asustó a Derek haciendo que casi se cayera al suelo y perdiese el equilibrio. Tras recobrar el aliento se incorporó y giró nuevamente hacia la encimera. Sin embargo mientras giraba notaba como en su garganta comenzaba a abrirse una pequeña brecha. Frente a él se encontraba una extraña figura ataviada con un abrigo de cuero negro abierto y unos pantalones oscuros. Tanto el torso como la cara estaban completamente envueltos en vendas amarillentas, dejando a la vista un único ojo de color carmesí brillante, como si estuviese ardiendo.
Derek cayó de rodillas y comenzó a arrastrarse por el suelo en dirección al baño. El intruso que había cortado la garganta de Derek caminaba junto a él, despacio mirándolo fijamente. Las enormes botas que vestía llenas de barro y mojadas dejaban manchas por todo el suelo. Las fuerzas de Derek eran cada vez más escasas y dejaba un rastro de muerte por todo el camino. El extraño siguió caminando por delante de Derek, ante la impotencia de éste último.
El asesino se encontraba frente a la puerta del baño escuchando atentamente como Lisa tarareaba una canción desde el baño. Lentamente empujó la puerta corredera y entró en el baño. Frente a él se encontraba Lisa tumbada en la bañera con los ojos cerrados y acariciando su piel. El extraño se colocó tras Lisa y contempló su figura desnuda. Lisa seguía tarareando una cancioncilla alegre sin conocer nada de lo que estaba ocurriendo en ese momento.
De repente las grandes manos del extraño empujaron con fuerza la cabeza de Lisa bajo el agua durante varios segundos. Lisa intentaba aferrarse a la bañera para salir a flote pero la fuerza de su agresor era demasiado para ella. Cuando parecía que iba a agotar todo su aire, las manos de su atacante agarraron con fuerza sus axilas y la lanzó violentamente fuera de la bañera.
Lisa tosía profundamente y no podía ponerse en pie debido a que le templaban brazos y piernas. Intentaba arrastrarse por el suelo de mármol pero el agua se lo impedía y caía continuamente. El intruso se dirigió en dos zancadas hacia ella y le agarró fuertemente del cabello. Lisa lanzó un grito enorme.
- Por favor, por favor - las palabras apenas eran sonoras entre sus sollozos - no me haga daño, déjeme por favor.
Pero las palabras de Lisa eran en vano y comenzó a arrastrarla por el suelo mientras tiraba de su pelo hasta llegar a la taza del wc, la cual golpeó violentamente con la cabeza de Lisa. Lisa casi perdió el conocimiento. Todo daba vueltas y se encontraba tremendamente mareada.
- Por... favor...
Otro golpe. Y otro, Y otro más. La sangre corría por toda la cara de Lisa que había quedado totalmente destrozada, incluso había perdido un par de dientes. Finalmente un golpe certero rompió el mármol del wc y acabó con la vida de Lisa, que quedó postrada en el suelo sobre un charco rojo.
El asesino salió del baño y vio como Derek había terminado sus últimos momentos a unos centímetros de la puerta del baño y le propinó una patada en la cara. Durante varios minutos comenzó a registrar todas las instancias de la casa hasta que finalmente entró en el despacho de Derek. Abría todas las carpetas con desespero como si buscase algo. Finalmente se quedó mirando atentamente algo sobre el escritorio. Un par de cartulinas de colores chillones, dos entradas para acudir al Otaku Fever. Agarró fuertemente una de ellas arrugándola casi al extremo y se marchó de la casa.
OTAKU KILLER
